Es muy probable que en estos tiempos de pandemia estés viviendo momentos de nerviosismo, ansiedad o temor.
A veces estas situaciones desafiantes de la vida se reflejan en nuestro rostro.
Cuando estamos tristes o estresados, nuestra piel parece estar menos lustrosa, mas aspera, deshidratada y con menos color que lo habitual. Sin embargo, si nos sentimos bien, nuestra tez parece encontrarse en perfecta armonía. Esto evidencia la relación tan reveladora que existe entre piel y emociones. Con cerca de 2 metros de largo y mas de 5 kilos de peso, la piel es el órgano mas grande del cuerpo; y es un LIBRO abierto sobre el estado de animo y los problemas de salud.
Alergias, picores, aspereza, palidez, enrojecimiento, ronchas, sequedad, agrietamiento, heridas, cambios de pigmentación, sudor, deshidratación...Son muestras difíciles de ocultar y pueden ser alteraciones psicosomaticas cuya raíz es emocional.
El estres emocional también puede notarse por ejemplo en:
* Alteración del sueño: al no descansar bien, se ve afectada la regeneración y renovación nocturna de la piel.
* Retención de Líquidos: por falta de ejercicio físico, falta de una alimentación equilibrada y poca ingesta de agua, sumada a la alteración de sueño...esto provoca edemas y aparición y/o profundización de ojeras.
* Baja de defensas: mayor propensión a cambios en piel que pueden dar lugar a problemáticas como Rosáceas, Dermatitis, Acné o Psoriasis.
Es FUNDAMENTAL para transitar estos vaivenes emocionales y que no afecten nada o muy poco a nuestra piel; tener una RUTINA FACIAL Y CORPORAL DIARIA, ajustándola a la demanda puntual del estado emocional que se manifiesta en dicho órgano.
También es importante consultar a Cosmetologos, Cosmiatras y Dermatólogos, si los cambios que notamos son muy importantes.
A si mismo RECORDAR que sintiéndonos bien y haciendo cosas para mejorar nuestros estado anímico (estudiar, bailar, ejercitar, comer sano, leer, pintar, etcetc) refuerza nuestro sistema inmunologico y esto se ve reflejado en nuestra Imagen...por supuesto también en nuestra piel.
